¡Suicidio infantil en Utah (EEUU)! 16 febrero 2022: Aparece muerto (suicidio) un niño de 12 años colgado de su propia capucha; estaba atormentado por el bullying…

Sabiendo la noticia, impactante, ¿qué más podemos decir sobre el tema?: “¿me interesa?”, “¿es grave, tanto como para preocuparme por ser padre de adolescente/s?”, o “¡tranquilo, eso pasa en EEUU; aquí no pasan esas cosas!”

La experiencia nos dice que nuestros intereses son diversos, cambiantes y no siempre profundos: son tantas las informaciones que nos golpean a diario, que de profundizar en todas ellas implosionaríamos… Así que repartimos intereses y esfuerzos. Y según dice un refrán “quien mucho abarca, poco aprieta”. (Lo dice, hasta que algún negacionista lo impugne.)

¿Qué le pasó al niño americano?

Sobre una muestra de 1748 adolescentes vascos de 13 a 17 años (52.6% chicas), de 3º (60.2%) y 4º de la ESO, en centros públicos (44.7%) y privados, Enara Larrain y Maite Garaigordobil (2020, https://doi.org/10.5093/clysa2020a19) realizaron un estudio que indicaba, entre otras, estas conclusiones:   se evidencia la existencia de un 41.6% de víctimas de bullying (víctimas cara a cara) globales (lo han sido al menos una vez en su vida) y un 11% de víctimas severas (lo han sido muy frecuentemente o siempre). Traducido: en la clase de 3º a que va mi hija, y que son 25 compañeros, 10 son víctimas en al menos una ocasión, y 3 lo son de continuo, o muchas veces; 13 víctimas, referidas por los alumnos, clase a clase, curso a curso. ¿Me preocupo ahora o son solo cosas de EEUU?

Aun dice: el 28.5% de los alumnos son agresores (agresores cara a cara) globales (lo fueron al menos una vez en su vida), de los cuales el 2.7% son agresores severos (lo son muy a menudo o siempre). Traducido: en la clase de mi hija, la de antes, 7 alumnos son agresores, y de ellos 1 lo es siempre o casi siempre. Algunos, lógicamente, serán víctimas y verdugos a la vez… ¡Tiemblo al leer esas cifras!

Al mediodía de un día cualquiera, al llegar mi hija, le pregunto: “¿qué tal en el cole?”, a lo que inopinadamente contesta: “¡bien, ya sabes!”. Y para desviar la atención me comenta: “¿sabías que el de mates sale con la de francés?; ¡se va a liar gorda! Y yo, padre amantísimo, me alegro porque todo está bien, por tener una hija tan feliz… ¡¡¡En nuestra vida no cabe el suicidio infantil!!!

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